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Colombia Vive: 25 años de resistencia

La Euforia (1982 - 1984)

Colombia vive, de diversas maneras y a lo largo de la historia se encuentra con capítulos asombrosos y tenebrosos por igual. No es de formas inusitadas pues si bien su cultura se presta para ciertas particularidades, son anécdotas y relatos los que enaltecen el espíritu de ser colombiano. La euforia se presenta entonces tanto maravillosa como aterradora: las características propias y valiosas de la cultura colombiana en las diversas regiones, los atuendos, la música, su gente, las letras; es precisamente el valor literario de esta época la que enorgullece a la población, pues en un macondo lejano se presenta el realismo mágico que con euforia su población vive día a día. Sin embargo, es un estado mágico en que no todo es pertinente, y Colombia, como buen aprendiz, falla en sus trucos. Surge una duda estremecedora, que pone hace vacilar el seductor realismo que en hojas se plasma, y que, por culpa oligarca e ignorancia populista, aparece un auge en la guerra. La guerra es paz, y en un estado común de incertidumbre, en que toda una población se aferra a las decisiones de comandantes en jefe incompetentes, se firman pactos ingenuos que prometen una paz utópica la cual no durara lo suficiente y que avivara las brazas para que mas y mas movimientos se alimenten de la riqueza de la guerra, y no precisamente por las armas. Paralelamente surgen problemas que crecen y crecen, y parecen salir del control militar y judicial. A medida que los grupos subversivos aumentan, los conflictos entre las fuerzas armadas lo hacen también, y son las zonas rurales las que se toman por campos de batalla: en un filo, los buenos, en el otro, los malos, y en medio, campesinos y civiles que sienten en carne propia una guerra que no les pertenece. En busca de una seguridad temporal dejan sus tierras para liberar las zonas de conflicto, sus casas, sus hogares, sus tierras. A la vez que hay quienes abandonan por que les toca, hay otro que abandonan por que les obligan, y expropiados de sus bastas tierras, campesinos sin mas que su familia, inundan las ciudades en busca de una vida lejos del fuego del lid.
Ahora bien, como los recursos guerrilleros no provienen únicamente de los fondos comunitarios y donaciones, el trafico de narcóticos se prevé como un negocio fructífero y se da la relación guerrilla - narcotráfico, que traerá aun mas perdición a los mas vulnerables y distanciados. La euforia de los alucinógenos se da en aumento pues el retorno económico lo viven los mágicos, a quienes el realismo mágico de una tierra tan fértil, les hace saltar de tener nada a tenerlo todo. Es una época, que, como la euforia de un consumo masivo de drogas, tiene altibajos, que culminan una noche de abril, con el asesinato del ministro de justicia.

El Terror (1984 - 1989)

Tras el colapso por parte de los mandatarios para mantener el orden publico y asegurar la seguridad y la paz, la violencia en todos los frentes aumenta y en Colombia se vive una época de terror, miedo y flagelo. La carta jugada: extradición. Un elemento que causa aun mas terror pues enaltece la furia de los acaudalados traficantes y delincuentes que empiezan una guerra política y campal para evitar ser despojados de vivir en su tierra. Fines políticos tergiversados y manipulados por dineros del narcotráfico convienen en impunidad para la ola de acontecimientos fatídicos y delincuenciales que arrasan el país. Tras la toma del palacio de justicia, una semana mas tarde, explota el nevado del ruiz y armero es borrado del mapa. Con desasosiego el pueblo trata de mantener la unidad mientras es atacado constantemente sin tiempo para recuperarse de tantos males que le apañan.
El dinero de la droga controla todo y los fines para continuar su régimen no tienen limite moral. En una serie de asesinatos continuos, se elimina todo rastro de la izquierda en Colombia, que, con fines oligárquicos, lograr mantener el opulento reinado y la ignorancia del pueblo. Por otro lado, la riqueza que el trafico continua produciendo genera una guerra entre los carteles de Cali y Medellin, que, con atentados sádicos y sesgados, afectan aun mas a la cívica. El carro bomba y en si, el uso de bombas crece destruyendo en las zonas centrales del país, todo, en fe de tumbar la extradición. Bajo el mandato Barco, se firma la paz con el m-19, que al acabarse como movimiento guerrillero surge la alianza entre paramilitares y narcotraficantes que se reduce a la masacre continua de los miembros de la union patriótica. El narcoterrorismo se abalanza y la matanza de campesinos es constante, sin embargo, el elemento esencia que determina una época tan oscura, es precisamente, el no poder contar la verdad y sacar a luz todas las atrocidades que el país presenciaba. La persecución y amenazas a la prensa y los periodistas hacen de Colombia un paraíso para la delincuencia armada y el narcotráfico. Es un periodo dictaminado por la conducta violenta que acaba con el asesinato del candidato y esperanza del pueblo: Galán.

La Lucha (1989 - 1994)

En un intento por renovar a Colombia de tanta tragedia y de acallar a los líderes traficantes, la constitución del 91 prohibe la extradición y con esto, el patrón de la delincuencia y el narcotráfico se entrega a la justicia y se condena a unas vacaciones en su cárcel, donde, ya no siendo perseguido y abusando de la extravagancia que su dinero le da, controla todo el mercado de las drogas. Un delirio abrumador que no dura mucho, pues escapa de allí cuando los medios muestran tal descaro de su opulento confinamiento, con lo que vuelven los asesinatos y los carros bomba, y junto a esto, el surgimiento de los pepes; tiempo después será abatido en el tejado de una casa en Medellin acabando así con el Cartel de Medellin, mas no del narcotráfico. Aun ante las pesarosas victorias que la lucha iba trayendo, la violencia y los atentados en el país no cesaban. Los oleoductos destrozados por el ELN y la muerte Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo son muestra de como el país continuaba bajo un yugo desalmado y vicioso de poder y dinero. Los efectos de la prolongada guerra se empiezan a hacer evidentes y palpables en diferentes ámbitos: por un lado, la gran cantidad de patrimonio dirigido a combatir la delincuencia y subversión muestra las falencias en infraestructura del país con lo que en el 92, un apagón deja en velas a la nación por 13 meses; por otro, 4 millones de desplazados por el conflicto hacen publico los daños personales que sufren los Colombianos mas vulnerados y como el gobierno insoluble y destartalado se fractura como porcelana vieja mientras es acometido por mas sectores de los que puede dominar. Así mismo, un problema hasta entonces conocido por todos y divulgado por nadie se hace evidente como un escándalo de la mas alta índole: el presidente elegido habría sido financiado por dineros del narcotráfico; la corrupción ha atosigado como brea las mas altas escalas de la nación.

La Confusión (1994 - 1998)

Los “narcocasettes” revelan el flujo de dinero que proveniente del Cartel de Cali, apoyaban la campaña de Ernesto Samper, noticia que dará vuelta al mundo y dará surgimiento a una época en la que la incertidumbre dominara con un presidente que en vez de gobernar, lo que hace es defenderse de las acusaciones. A las espaldas de toda Colombia, la delincuencia vuelve a entrar en auge y una confusión comunitaria se apodera del espectro social. Se pierde el rumbo del país, pues no hay quien lo dirija. A medida que el país se pierde en una opresión de recelo gubernamental, las guerrillas continúan su violenta acometida y atacan poblaciones indefensas, secuestran militares y civiles por igual y llenan sus campos de concentración, desestabilizando aun mas al pobre gobierno y causando gran turbación en la sociedad. Al cuestionar a Colombia como estado organizado, bajo las pruebas del proceso 8000, se da la descertificación por parte de los estados unidos con lo que las masas se mueven para hacer renunciar al presidente, evento fallido. El esparcimiento de los paramilitares a través de las cordilleras del país resulta en conflictos con la guerrilla pues los territorios para siembra de coca son el principal motor. En el Caqueta el polvo es la moneda que todo lo compra, y es así pues en zonas tan distantes el valor económico se reduce a un mercado de lo que abunda en estas zonas. El sur del país se convierte entonces en una república independiente en la que la guerrilla controla el flujo económico y social, en la que el gobierno, con una arremetida ingenua empieza a fumigar plantaciones enteras. Con la visión internacional de Colombia por el suelo, el gobierno de Samper envuelve la nación en un manto de confusión donde la víctimas olvidadas por tanto tiempo, rezagan su fatídico destino en un fugaz buceo.